sábado, 29 de mayo de 2010

Saltar un gran río.

Todo saltarrios que se precie de serlo, encontrará a lo largo de su vida pequeños cauces, fáciles de saltar y cruzar, pero sin duda encontraremos también otros muy anchos, grandes y caudalosos, difíciles de vadear y de dejar atrás si no son de nuestro agrado.
Debemos entonces tomarlo con calma, paseando por la orilla, buscando el mejor lugar y el mejor momento para hacerlo. Allí pondremos piedrecitas que nos ayuden a ir saltando, o nos despojaremos de toda la ropa que nos encadena a este lado del río y nos lanzaremos de cabeza, a nadar, contra la corriente o a favor, pero sin dejar de mirar la otra orilla, donde seguro habrá una mano amable que te ayude a salir, que te regale ropa seca, nueva y de otro color.

4 comentarios:

  1. La experiencia nos da la sabiduría y ella nos mostrará el camino más seguro para cruzar. Con la visión de la mano amiga que al otro lado estará para ayudarnos a salir, si las cosas no salen del todo como esperábamos.

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  2. a veces si dan ganas en tirarte de cabeza y no mirar atrás,pero es difícil, muy difícil hacerlo, hay cosas en la orilla que te encadenan, aunque se podria probar con la ilusión de no quedarnos en el intento .

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  3. No hay ningún río imposible de saltar.

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  4. lo mejor es la mano amiga que te espera en la nueva orilla

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