domingo, 20 de diciembre de 2009

MAGIA ESCRITA SOBRE UN PIANO.

Keith Jarret fue siempre un prodigio y un genio musical. Domina la guitarra, el saxo, la flauta, el clavicordio, el órgano, pero principalmente el piano y a los 7 años ofreció su primer concierto, durante la escuela ya era todo un profesional, a los 20 tocó para los Jazz Messenger de Art Blakey y para el cuarteto de Charle Lloyd, a los 25 era escogido por Miles Davis en los teclados para revolucionar la música e introducir al mundo el Jazz Rock; y con treinta recién cumplidos, se despacha el mejor disco de su carrera y además para muchos, el mejor concierto de piano solo de la historia. Durante 55 minutos, un inspirado Jarret (la portada del álbum lo dice todo), desprovisto de cualquier partitura fue tras la improvisación más extrema y sublime ofreciendo una obra bellísima y totalmente vanguardista; Verlo tocar es tan poderoso como escucharlo , y esta obra incluye (junto con la condensación de todas sus influencias musicales desde el clásico hasta el soul, por nombrar sólo dos puntos del círculo), al mismo Jarreth parándose para interpretar de pie en numerosas ocasiones, además de susurros, vocalizaciones, gritos, golpes en el piano, elocuentes gestos faciales, miradas al cielo y los aplausos espontáneos en medio de la música de un público absolutamente emocionado. Lo anterior lo llevó a dar la vuelta al mundo y confirmó su presencia a la vanguardia del género como uno de los pianistas vivos más comprometidos con la deconstrucción del instrumento. Jarret venía de la música Clásica, hizo carrera en el Jazz pero en este Concierto en el importante Opera de Colonia nos ofrece una lección de Progresivo en estado puro, música que por más de 30 años nunca quiso que fuera trascrita a partitura, “es música que llegó rápido y así también debe irse”, decía protegiendo el alma de esta obra imaginada totalmente la tarde del 24 de enero, durante el invierno alemán de 1975. Por ahí leí una pregunta muy acertada que decía ¿Es esto un concierto de jazz atravesado de variaciones de música de cámara, o un tratado de alta magia escrito sobre un piano? Marque por supuesto cualquiera de las dos opciones anteriores, no se equivocará.

sábado, 12 de diciembre de 2009

UNA HISTORIA DE PUEBLO.

EL POZO MALDITO. Aquilino Duque.
Todo el pueblo lo sabía, era una de las historias del lugar, no una leyenda urbana, era más bien una leyenda rural que todos creían. En la memoria viva más antigua de la aldea no se recordaba otra cosa que no fuera el miedo al número ocho de la calle Dulcinea, el lugar exacto de una vieja casa, una de las más antiguas de todo el pueblo, construida como se construían entonces, con un amplio portalón que daba acceso a un patio cuadrado y empedrado, adornado con arriates para las plantas en los lados y un pozo de agua fresca en el centro.
El pozo del número ocho de la calle Dulcinea era muy similar al de otras casas del pueblo, con el brocal de piedra y un viejo cubo de latón colgado a la garrucha por una desgastada cuerda que está pidiendo un último esfuerzo para romperse. El empedrado del patio salpicado de malas hierbas aprovechando el abandono de la casa, las paredes del pozo cubiertas de musgo, prosperando en la humedad y la sombra del patio.
Todo el pueblo lo recuerda, allí vivía una buena familia hace muchos años, él un militar de renombre, ella una dama de la capital, y con ellos dos pequeños de tres y cuatro años que hacían las delicias de los vecinos, todo el mundo lo recuerda, era una de las mejores familias del pueblo hasta que una noche el pozo se los llevó, una noche de invierno de hace casi cien años el pozo atrajo a su brocal a toda la familia y los arrancó de este mundo para llevarlos a las entrañas de mal, al mismísimo infierno que era el fondo de este agujero de piedra, así lo cuentan, así ocurrió.
Pero las buenas gentes del pueblo no supieron todo esto hasta años más tarde, cuando en ese mismo patio desaparecieron una pareja de enamorados, dos novios que tenían que verse siempre a escondidas porque sus familias no aceptaban su relación, dos novios que una tarde al caer la noche se encontraron en el patio del número ocho de la calle Dulcinea y nunca más se supo de ellos. Los buscaron por todos sitios, más tiempo aún de lo que buscaron a la familia de Don Francisco, el militar, buscaron por toda la casa, por todas las casas, en el campo, incluso con ganchos dentro del pozo, pero nunca aparecieron, todos sabían ya que ese pozo estaba maldito, que emitía un extraño hechizo que hacia arrojarse dentro a quien allí se asomaba. Todos sabían que aquellos que caían en el pozo de la vieja casa nunca volvían a salir, desaparecían tragados por las entrañas del mal y de la tierra.
Cuentan los jóvenes del pueblo que a veces ellos se acercan a desafiar al miedo, en plena noche, siempre en grupos numerosos de chicos y chicas con la edad justa de bromear y de experimentar, con la edad de la conquista y de la irresponsabilidad. Cuentan que estando allí pueden escuchar lamentos que provienen del interior del pozo, que incluso entre las sombras de la casa han visto a veces moverse las figuras de dos niños pequeños, asegurando que nunca llegaron a atreverse a asomar la cabeza hacia el interior del brocal. Una cosa es estar allí viendo el pozo a la luz de la luna, escuchando el ruido del fondo o del cubo al moverse con la brisa, pero otra muy distinta era asomarse dentro, eso era una temeridad.
-¿A dónde vamos? –preguntó Elena a su novio mientras caminaban por la calle.
-Vamos a entrar a la casa del pozo –respondió él con una sonrisa.
-No cielo, me da miedo, esta anocheciendo.
-Si vamos anda, no tengas miedo –volvió a decir su novio–, no nos acercaremos al pozo y estaremos solos.
La llevó de la mano hasta llegar a la entrada de la vieja casa, la besó en los labios y abrió el portalón de entrada que hizo un ruido de mansión encantada. Entraron despacio mirando a todos lados, aún era de día, todo estaba en silencio y observaron con miedo el cilindro de piedra que formaba el pozo en el centro del patio.
-Tengo miedo cielo –dijo Elena con voz apagada.
-No pasa nada, todo lo que cuentan son leyendas –la tranquilizó su novio–, ven vamos a sentarnos en aquel banco.
-Dame la mano, me da mucho miedo estar aquí.
David agarró a su novia de la mano y se acercaron a sentarse en el viejo banco de madera que persistía en pie al paso del tiempo y la humedad. Se sentó él sobre la madera y ella sobre las piernas de él, abrazada a su novio y mirando a todos lados inquieta. David acariciaba su espalda para que se tranquilizara y lentamente comenzó a besarla, ambos comenzaron a besarse, dejándose llevar por el amor, ambos no se dieron cuenta de una sombra que se acercaba a ellos, sin hacer ruido, desde la parte más oscura de la vieja casa, dirigiéndose hacia ellos entre las columnas que sujetaban la segunda planta de la casa.
-¿Qué hacéis aquí? ¿Quién sois vosotros?
Los enamorados dieron un salto aterrorizados, dejando escapar ella un grito a pleno pulmón, él soltando una exclamación ininteligible de miedo, mirando sorprendidos al extraño que les acababa de hablar y que no escucharon llegar.
-¿Quién eres tú? –preguntó David envalentonándose y con miedo.
-Yo pregunté primero. No quería asustaros –dijo el extraño hombre que surgió de la nada.
-Somos del pueblo, estábamos dando una vuelta por aquí –respondió David sin saber muy bien que contestar– ¿Quién eres tú?
-Me llamo Francisco, soy el propietario de esta casa, he llegado esta tarde al pueblo.
-Pero si esta casa no tiene ningún dueño, la familia que vivía aquí se la tragó el pozo –dijo Elena con voz aún asustada.
-¿Que se la tragó el pozo? –Preguntó el extraño riéndose- ¿Cuando fue eso?, ¿Cómo ocurrió?
-Fue hace cien años o más, dicen que vivía aquí una familia y que una noche desaparecieron y no se volvió a saber más de ellos. Todos dicen que se los tragó el pozo –intentó explicar David-. Después unos novios también desaparecieron. El pozo esta maldito, en el pueblo algunos lo llaman el pozo del infierno.
-Así que el pozo del infierno –dijo Francisco pensando y con una media sonrisa.
-Sí, dicen que hay noches que puede atraer a las personas y tragárselas para siempre.
-¿Y no tenéis miedo entonces de venir aquí? –pregunto el dueño de la casa.
-Sí, pero a este le parecía emocionante –respondió Elena señalando a su novio con un gesto de la cara y un poco más tranquila.
-Os voy a contar algo, un secreto, pero tenéis que prometerme que nunca lo contareis a nadie –dijo en voz baja Francisco.
David y Elena se miraron extrañados por lo que ese hombre les decía, pero sonrieron como pensando que podía ser divertido escuchar y prometieron no contar a nadie lo que Francisco le revelara, por supuesto sin ningún pensamiento de cumplir la promesa.
-Bien. ¿Por dónde empezar? –se preguntó asimismo Francisco apoyándose en el brocal del pozo –Yo vivía en esta casa con mis padres y mi hermana, hace menos de cien años desde luego, en realidad fue hace unos cincuenta años, mi padre era militar y dicen que aquí en el pueblo era muy querido, aunque nunca volvimos.
-Pero todo el mundo pensó que se los tragó el pozo –dijo Elena.
-Pues como puedes ver no es así, este no es el pozo del infierno, eso solo son leyendas de pueblo, historias que las madres cuentan a sus niños para que se porten bien. En realidad –añadió Francisco– este pozo que tanto miedo os produce es un pozo de los deseos. Mi madre tenía a mi abuela enferma en la capital y deseando que se recuperara lanzó una moneda al pozo pidiendo ese deseo. En pocos días llegó una carta que anunciaba la mejoría de mi abuela y mi padre pidió otro destino que permitiera a mi madre cuidar mejor de la suya. Así que una tarde de invierno, me contó mi padre, cogimos nuestras cosas más queridas y nos marchamos a vivir a otro lugar. Solo eso, quizá nadie nos vio partir.
-¿Pero y los novios que desaparecieron? –preguntó David intrigado.
-Pues no sabría decirte –respondió divertido–. Quizá pidieron también un deseo al pozo y este se lo concedió, quizá se marcharon también para estar juntos y sin que nadie los viera.
-No me lo creo –dijo Elena– este pozo esta endemoniado, todo el pueblo lo sabe. ¿Por qué tendríamos que creerle? ¿Cómo sabemos que dice la verdad?
-Lanza una moneda dentro y pide tu mayor deseo.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

sábado, 28 de noviembre de 2009

LA MUSICA QUE ME ACOMPAÑA DESDE HACE 20 AÑOS.

Andreas Vollenweider nace en Zúrich, el 4 de octubre de 1953. Es un músico suizo cuya música está considerada dentro de los siguientes géneros: World Music, Jazz, New Age o incluso música clásica. Dos de sus álbumes alcanzaron el número uno simultáneamente en las categorías de clásica, jazz y pop durante varias semanas. Su principal instrumento es el arpa eléctricamente modificada con un diseño propio, pero también toca otros instrumentos. Sus composiciones y música son principalmente instrumentales.
Políticamente, Andreas Vollenweider es un convencido
pacifista, seguidor de los principios de "no violencia" encabezados por Gandhi, entre otros. En su website difunde ideas contrarias a la actual guerra en Irak.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

NO OLVIDES VER ESTE VIDEO.

lunes, 23 de noviembre de 2009

MAS CAPRICHOS NATURALES

No voy a comentar nada de esta imagen.
Invito a componer haiku.

martes, 17 de noviembre de 2009

CAPRICHOS DE LA NATURALEZA.

Cada araña hace su tela como le sale de los huevos... ¿que no?

sábado, 7 de noviembre de 2009

EXPRESIÓN CULTURAL.







viernes, 6 de noviembre de 2009

LA HORMIGA Y LOS PÁJAROS. (El final del cuento).

El final del cuento es este, simple, natural, previsible, el final del cuento es un pájaro con deficiencias auditivas. (Si tiene moraleja piensalá tú).

martes, 3 de noviembre de 2009

LA HORMIGA Y LOS PÁJAROS. ( El cuento).

El pájaro voló a la ramita donde se hallaba una jugosa hormiga de alas, se abalanzaba sobre ella…
-Chsssst ¿Dónde vas? –dijo de pronto la hormiga.
-Iba a zamparte –contestó el Carbonero común, que así se llamaba.
-Para, para. No tan rápido bonito. Espera que te haga una pregunta –respondió hábil la hormiga- . ¿Te gustan los cuentos?
El Carbonero quedó perplejo, pensando en la pregunta, pensando si le gustaban los cuentos.
-Sí, sí me gustan, recuerdo que mi mamá me los contaba en el nido por la noche.
- Pues debes saber que si me comes no habrá cuento, pero si me dejas vivir, algún día tú y yo formaremos parte de algún cuento, alguna historia que una mamá o papá contará a sus pequeños –explicó la hormiga alada.
-¿Y eso porque, porque será así? –volvió a preguntar el pájaro.
-Porque lo normal es que tú me comas y fin de la historia, pero si ahora me dejas vivir será algo bonito y sobrenatural, una de esas cosas que se relatan en los cuentos.
-Tienes razón –silbó el carbonero-, visto así creo que te dejo vivir para que los dos formemos parte de un cuento.
El pájaro se marchó entonces buscando otra cosa a la que hincarle el pico, se marchó contento y pensativo. La hormiga aún temblaba, se había librado por un pelo, sin embargo tendría que esconderse un poco porque otro pájaro podía venir a comérsela.
Las brillantes alas de la hormiga atrajeron poco después la atención de otro pájaro, un mosquitero común que se acercó curioso a ver si podía capturarla.
-Bueno, bueno, ya está bien de acoso –dijo la hormiga cuando se acercó el segundo pájaro.
-¿Qué?
-Que ya está bien, que no puede uno salir a tomar el sol sin que se lo quieran comer.
-Pero yo me alimento de insectos, hormigas, moscas… -dijo el pájaro sin entender muy bien porque hablaba con una hormiga.
-Pues que sepas que me puedes comer, pero me dirigía a fundar un nuevo hormiguero, donde se criaran muchas hormigas. Si hoy me dejas vivir, mañana tus hijos y tus nietos tendrán muchas hormiguitas que comer, aunque sean mis hijos y mis nietos –argumentó la hormiga.
-Llevas razón –dijo el pájaro pensando en ello-. Vale te dejaré vivir para que fundes tu nuevo hormiguero, buscaré alguna otra hormiga que no sea tan importante.
El pájaro se marchó y la hormiga volvió a respirar profundo, se había librado por segunda vez en pocos minutos de una muerte segura. Hoy sin duda era su día de suerte, debería buscar una pareja y fundar de verdad su propio hormiguero.
O mejor decidió seguir tomando el sol y dándole brillo y calor a sus bonitas alas.

¿CONTINUARÁ?........

lunes, 2 de noviembre de 2009

LA HORMIGA Y LOS PÁJAROS. (Las fotos).




Ayer tuve la oportunidad de presenciar esta escena, dos pájaros intentaban capturar una hormiga con alas, ninguno de ellos lo consiguió y la hormiga escapa. ¿Acaso la hormiga les dijo algo a los pájaros y la dejaron vivir? ¿Es un cuento? ¿Es una historia para un cuento? Si alguien piensa que lo es, lo puedo escribir.

viernes, 30 de octubre de 2009

Una canción de amor.

jueves, 29 de octubre de 2009

UN PENSAMIENTO NOCTURNO

En buena compañía debe ser bonito sentarse una noche a mirar el cielo, a contar las estrellas, y aún más bonito debe ser, equivocarse siempre en la cuenta.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Saltando el río Jándula.

Ayer por la tarde, saltando de orilla en orilla, disfrutando el otoño, tropecé con esta imagen. El resultado es que la visión me capturó a mi, y no al contrario como suele suceder.

martes, 27 de octubre de 2009

LOCURA DE DIOS.

Sin duda quien pintó todo esto ayer en el cielo de Jaén debe estar loco.

lunes, 26 de octubre de 2009

Y esta belleza..... ¿Se mojará?

¿Tu que opinas?

MONTAÑAS DE JAÉN

Así es Jaén, una montaña tras otra, y tras otra, todas las tardes, una tras otra.

martes, 20 de octubre de 2009


Gracias a todos por los comentarios recibidos, no dejeis nunca de saltar por el mundo.

LOS CINCO SENTIDOS.

Era mi amiga, yo era su amigo, compartíamos dos copas en la complicidad y la confianza de quien se sabe a salvo de otros sentimientos más complicados. Ambos tenemos pareja y no lo somos.
-¿Crees en el amor verdadero y para siempre? –soltó Mamen de pronto.
-Si alguna vez conoces a una persona que te llena todos los sentidos, a la que te gusta escuchar, a la que te encanta acariciar, besar, que te embriague su olor y a la que nunca te cansarías de mirar, creo Mamen que estarías ante el amor de tu vida.

lunes, 19 de octubre de 2009

SIERRA DE ANDUJAR.


Una imagen de esta misma mañana, cuando el sol comenzaba a acariciar Sierra Morena.

sábado, 17 de octubre de 2009

JUGANDO CON EL OCEANO.

Solo los niños tienen la capacidad de jugar con cualquier cosa, diminuta o inmensa.

viernes, 16 de octubre de 2009

NUEVOS AMIGOS.

Dos nuevos amigos a los que evidentemente les encanta mojarse.

jueves, 15 de octubre de 2009

UN MICRORRELATO.



Ven aquí hijo –dijo el sacerdote a su monaguillo-. Te voy a contar uno de los mayores secretos de la historia. En la última cena de Jesucristo el vino del Santo Grial era de La Mancha.

MIRA LA MAR.



Trescientos barcos fondeados, decenas acercándose y alejándose en la ilusión del comercio, naves pesadas, ligeras, cargadas, naves de pesca, tripulaciones de mar, de mediterráneo, de sol a sol. Mira la mar desde su atalaya en el puerto, esa que tantas veces le sirvió para ver llegar el barco de su padre, la misma que desde su altura le ayudó a distinguir la silueta de su barco entre decenas acercándose y alejándose. Como no reconocer el barco que su padre talló para él en un viejo tronco que el mar llevo mil veces de costa a costa, el mismo pequeño barco que sujetaba entre sus rodillas y que es una réplica del sueño de su padre, de su barco.
Su padre siempre le contaba historias de grandes bestias marinas, de gigantescas olas, de trabajo duro, de compañerismo y de risas, su padre vivía aventuras cada día y a él se las contaba antes de irse a dormir, las soñaba mientras se las contaba. Aún recordaba las palabras de su padre hace dos días, antes de marcharse a su última aventura, fue temprano a su cama y le despertó con un beso.
-Me marcho ya –dijo su padre– en el próximo viaje te vas a venir conmigo, pescaremos y llevaremos mercancías a la costa de África.
-¿De verdad me llevarás contigo?
-Sí, ya tienes edad de vivir aventuras.
Pasaron largos los días, las semanas, y ninguna nave igual a la que sujetaba entre sus piernas desembarcó en Al Mariyyat, ni ese año el novecientos sesenta y cinco del calendario cristiano ni el siguiente, el trescientos cincuenta y cuatro de su calendario, el musulmán.
Aquilino Duque.

martes, 13 de octubre de 2009

Recordando la Primavera.


La foto de hoy, en pleno Otoño, es para recordar la Primavera.

APOCALYPTICA.


Yo ahora si fuera tú, escucharía esto.

lunes, 12 de octubre de 2009

EL HUECO DE MI ESCALERA.

Aquilino Duque Ramírez.

Tengo el mundo a mis pies. Lo observo por el hueco de la escalera desde la última planta, el sexto piso, la cúspide, el final, donde llegan muy pocos, donde yo he conseguido llegar para tener una visión clara de las cosas. Me gustaría decir que es una escalera de caracol, como en las películas, el hueco sería entonces un círculo con una barandilla en espiral, como un remolino en aguas turbulentas, un remolino que absorbe o expulsa personas según bajan o suben. Pero no es así, no es una escalera de caracol, el hueco de la escalera por el que observo el mundo es cuadrado, de una barandilla tubular y metálica, impersonal, fría, distante, con ángulos rectos que evitan deslizarse abajo y arriba sin parar, siempre se retiran las manos de esas esquinas, no tienen la continuidad del circulo, de la espiral.
Paso días y noches asomado al brocal del pozo que es esta escalera, mi escalera, observando, soñando, esperando, distraído, aburrido, pensando, brazos que ascienden, que descienden, alguien pegado al pasamanos, alguna cabeza sin pelo, el lateral de un cuerpo en un vestido de mujer, ropa con mangas, sin mangas, de colores que ni siquiera sabría definir; permanezco atento, escuchando algunas voces, palabras sueltas, escuchando murmullos, silencios, incluso algún llanto. Paso desapercibido, pocos miran arriba y advierten mi presencia, soy como un búho anónimo apostado en lo alto de un roble del bosque, viendo pasar la vida sin ser visto.
Intento discernir entre unos y otros, comprenderlos, conocerlos, el tiempo me ha enseñado a reconocer y apreciar los pequeños detalles, analizo a las personas por su modo de subir, de bajar, por sus ropas, por su pelo, por sus voces, me gusta conocer a quien hace este camino simplemente observando desde lo alto.
Esta mañana subía una pareja de no enamorados, ella subía detrás de él, sin ningún interés en caminar a su lado, ni de él en caminar con ella, se diría que están juntos porque no encontraron su verdadero amor, porque no supieron esperar; ambos llevan una alianza que les quema. Se cruzan con una madre en la segunda planta, preocupada, baja rápido, apoyándose, busca un teléfono y consuelo de alguien, si subiera hasta aquí yo mismo la ayudaría y hablaría con ella.
Algunos se saludan fríamente al cruzarse, otros ni se miran, unos pocos se abrazan, algunos se besan, todo el mundo debería abrazarse, al menos así lo percibo desde aquí. Deberíamos ser más cariñosos, deberíamos irradiar alegría a los demás, sin mentiras, con sinceridad, deberíamos dar lo que nos gustaría recibir.
Un niño baja corriendo, canturreando un idioma ajeno, saltando escalones de dos en dos, de tres en tres, apenas acaricia el tubo metálico que debería asegurar su bajada, apenas le importa, baja feliz, quiere salir fuera a jugar o a comprar golosinas. Un día de estos voy a encargar que me compren golosinas para guardarlas y dárselas a algún niño que suba por aquí, o mejor aún, se me ocurre ahora, compraré un saco de caramelos y cualquier día los lanzaré por el hueco de la escalera, como los reyes magos que veía de pequeño recorriendo la ciudad, repartiendo ilusión y caramelos en igual proporción.
Todos los días veo un brazo oculto bajo un traje, esposado a un reloj caro, un brazo que pierdo en la tercera planta, siempre he dicho que es alguien importante, aunque no para mí. De verlo a diario le conozco casi como al de mantenimiento, todo el día utilizando mis escaleras –bueno a este le conozco personalmente-, todo el día haciendo escalones, arriba y abajo, con su cinturón de herramientas –chulísimo por cierto-, con su bolígrafo y su lapicero en el bolsillo, siempre preocupado porque todo funcione correctamente.
Todos los días veo también subir a mi amor, la conozco solo con ver su brazo, da igual que lo lleve vestido o no, conozco su brazo desnudo y conozco su brazo con cualquier ropa que lleve puesta. Muchas veces se asoma y me lanza un beso que sube flotando como pompa de jabón que yo exploto con mis labios besando. Es una mujer increíble, un poco loca, ¿Quién no lo está?, le gusta jugar, le gusta amar y es amable, tiene miel en los ojos y seda en el pelo.
En el fondo del pozo tengo un amigo también, lleva uniforme azul y de vez en cuando se asoma mirando hacia arriba, me saluda con la mano y desaparece. Al principio cuando se asomaba no me saludaba, pero un día yo le hice un gesto con la mano –me gusta hacer amigos-, y él me devolvió el saludo, desde entonces siempre lo hacemos, es un buen amigo aunque no hablamos por la distancia que nos separa.
Algunos días veo también subir un brazo enfundado en una túnica negra, de manga ancha, sube casi levitando, se diría que no utiliza los escalones, sus dedos huesudos, una hoja metálica y afilada por encima de su cabeza enfundada en capucha, nunca mira arriba, siempre se desplaza rápido y con decisión, perdiéndose en una planta o en otra. Tampoco nunca llegó aquí, jamás vino a esta altura desde la que observo el mundo –al menos yo no le vi-, no le conozco por tanto y seguro que no tiene amigos ni conocidos aquí arriba.
Esto veo desde mi atalaya, desde la sexta planta de un lugar en el que me siento bien, donde están mis amigos, mis enemigos, mis conocidos y desconocidos, mi mundo, mi amor, mis recuerdos, mi olvido. Esto veo por el hueco de la escalera del hospital psiquiátrico de La Esperanza, mi cuadrado pozo de escaleras de barandilla metálica.

Vidas y caminos.

Mi última foto no sé que es, no sé si es una vida que se separa en dos, o dos caminos que se hacen uno.

viernes, 9 de octubre de 2009

Disfruta esto

No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.Nos derriba, nos lastima, nos enseña,nos convierte en protagonistasde nuestra propia historia.No dejes nunca de soñar,porque en sueños es libre el hombre.No caigas en el peor de los errores:
el silencio.La mayoría vive en un silencio espantoso."Emito mis alaridos por los techos de este mundo",dice el poeta.
Disfruta del pánico que te provocatener la vida por delante.Aprende de quienes puedan enseñarte,de nuestros "poetas muertos".La sociedad de hoy somos nosotros:Los "poetas vivos".No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas ...

Estos son en verdad los pensamientos
de todos los hombres en todas las
épocas y naciones, no son originales míos,
si no son tuyos tanto como míos,
nada o casi nada son,
si no son el enigma y la solución del enigma.
nada o casi nada son.

Esta es la hierba que crece
dondequiera que haya tierra y agua,
éste es el aire común que baña al globo.

(Walt Whitman)

CONTIGO ME SUEÑO

CONTIGO ME SUEÑO. Aquilino Duque.
Sueño tantas cosas despierto que cuando duermo es como estar muerto. Me paso el día imaginando mi mundo, mi cielo, mi infierno, sueño el paraíso y sueño batallas, las gano y las pierdo, y me conformo con el botín de un beso. Todo da vueltas bajo mis pies, todo gira sobre mi cabeza, al revés, te sueño, te mimo, te tengo y contigo me sueño.
-¡Estas como un cencerro! –soltó ella escuchándome.
-No sabía que escuchabas. ¿Nunca te han dicho que es de mala educación escuchar detrás de las puertas?
-No escuchaba –se defendió-. Tus palabras llegaron hasta mí sin que yo las quisiera.
No pude replicar más como me hubiera gustado, se marchó. El portazo fue como una bofetada –no creo que fuera para tanto-, solo intentaba construir poesía, la escribo mentalmente mientras la vocalizo. Se ve que a esta mujer no le gustan los malos poetas –y en realidad lleva razón, no creo que a nadie le gusten-. He de reconocer que yo lo soy, soy un poeta de mierda, debería pensar en dedicarme a otra cosa –a pesar de todo lo que me pagan por serlo-, el mundo si que esta como un cencerro.
Bien pensado no importa, no sé porqué me fijé en ella. Ahora que pienso en ello, no sé ni donde ni como ocurrió, no lo recuerdo, no sé en que lugar la conocí –probablemente estuviera borracho -, porque de otra forma no entiendo que intentara ligar con ella y que además no me acuerde. Si me la encuentro sereno creo que no lo hubiera hecho.
Lo único que tengo que pensar es en seguir adelante, en vivir intensamente, esta noche lo celebro con una fiesta de las de antes –se creerá esta que me voy a pasar un año llorando porque se haya ido-, luego llamo a mis amigos.
Nada tengo que perder cuando el camino está despejado, solo tengo que asomar la cabeza y gritar. Solo tengo que correr, cantar, nada pierdo si nadie es capaz de alcanzarme, nada tengo, nadie me llama, nadie me quiere, tengo el camino libre para correr.
-¿Ya estás otra vez?-soltó ella de nuevo.
-¡Coño! Me has asustado. ¿No te habías ido?
-Fui a comprar pan. No me gusta lo que haces.
-¿Lo que hago? ¿A qué te refieres?
-No me gusta lo que estas componiendo, no me gusta tu poesía. Me pregunto muchas veces porque me gustas tú.
-Será por el sexo –dije sin mucha convicción y en voz no muy alta.
-Sí, eso será. Por el sexo que no tenemos.
-¡Pero si lo tenemos a diario!
-Pues entonces por ese sexo no es por lo que me gustas. Por eso te decía que será por el que no tenemos.
-¿Cuánto tiempo llevamos juntos? –pregunté.
-Demasiado.
-Ya, eso lo sé, ¿pero cuanto?
-¿No lo recuerdas? –Respondió en su tono más irónico -. Llevamos juntos exactamente cinco días y cuatro horas.
No dije nada más, me asaltó el pensamiento del tiempo, cinco días y cuatro horas, ciento veinticuatro horas, siete mil doscientos minutos, demasiado tiempo. Si hoy termina, mañana la olvido, no tengo tiempo de mirar atrás, cinco días es mucho tiempo y toda una vida no es nada, es un instante, abrir y cerrar los ojos. Cualquier día de estos me haré un tatuaje.
-¿Entonces no te gusta el sexo conmigo? –dije volviendo al tema dejado.
-Me encanta. Pero no es por eso por lo que me gustas.
-¿Entonces? –insistí.
Volvió a sonar la puerta como una nueva bofetada, que manía la de esta mujer de dejar a la gente a media conversación, y siempre dando portazos. No sé si es que esta de mal humor, o quizá tiene prisa, o está muy fuerte, o a lo peor un poco sorda.
¿Por qué le gustaré? Por mi poesía no es, por el sexo tampoco –aunque ha reconocido que le encanta-, guapo no soy, quizá le gusto porque soy bueno, aunque no lo creo, siempre he pensado que a las mujeres les gustan los hombres un poco cabrones, no demasiado, pero sí con su puntito de picardía.
-¿Y a donde cojones ha ido ahora? –pensé en voz alta.
Siempre tiene algo que hacer, siempre busca una excusa para salir, incluso sin excusa ninguna, cierra la puerta y se va -¿tendrá un amante?-, debe tenerlo, seguro que lo tiene, menos mal que no soy celoso, si lo fuera la seguiría para ver dónde va.
Tengo que darle un giro a mi vida, tener una nueva perspectiva, un nuevo enfoque, tengo que vivir cada momento como si fuera el último –bueno no, eso tampoco, quizá en el último momento debería confesar mis pecados-, tengo que vivir la vida con intensidad , con ansiedad, con egoísmo. El día menos pensado pillo la maleta y comienzo un viaje, una aventura de reencuentro conmigo mismo, un viaje de reinicio, para formatearme, para limpiar mi disco duro y volver a instalarme en la vida.
Tengo ganas de conocer, de escribir conociendo, de no dormir una sola noche donde la anterior, tengo ganas de partir, todo mi entorno me resulta aburrido y simple. -¿Por qué me gusta ella?-, por el sexo tampoco, sin embargo es guapa, inteligente y divertida, y esta buena, muy buena. Será entonces por eso, me gusta verla mientras nos amamos, me gusta pensar que una mujer tan bella y especial me quiere. Es la mujer de mi vida, me voy a tatuar su nombre.
-En cuanto vuelva se lo pregunto.

Martín pescador


Este sí que es un saltarrios bueno.

Un Carbonero de ayer.

Ayer mismo estuve tras este duendecillo de negra corbata, al final quiso ser modelo.

Río robledillo

No puedo ni quiero comentar esta imagen.