viernes, 9 de octubre de 2009

CONTIGO ME SUEÑO

CONTIGO ME SUEÑO. Aquilino Duque.
Sueño tantas cosas despierto que cuando duermo es como estar muerto. Me paso el día imaginando mi mundo, mi cielo, mi infierno, sueño el paraíso y sueño batallas, las gano y las pierdo, y me conformo con el botín de un beso. Todo da vueltas bajo mis pies, todo gira sobre mi cabeza, al revés, te sueño, te mimo, te tengo y contigo me sueño.
-¡Estas como un cencerro! –soltó ella escuchándome.
-No sabía que escuchabas. ¿Nunca te han dicho que es de mala educación escuchar detrás de las puertas?
-No escuchaba –se defendió-. Tus palabras llegaron hasta mí sin que yo las quisiera.
No pude replicar más como me hubiera gustado, se marchó. El portazo fue como una bofetada –no creo que fuera para tanto-, solo intentaba construir poesía, la escribo mentalmente mientras la vocalizo. Se ve que a esta mujer no le gustan los malos poetas –y en realidad lleva razón, no creo que a nadie le gusten-. He de reconocer que yo lo soy, soy un poeta de mierda, debería pensar en dedicarme a otra cosa –a pesar de todo lo que me pagan por serlo-, el mundo si que esta como un cencerro.
Bien pensado no importa, no sé porqué me fijé en ella. Ahora que pienso en ello, no sé ni donde ni como ocurrió, no lo recuerdo, no sé en que lugar la conocí –probablemente estuviera borracho -, porque de otra forma no entiendo que intentara ligar con ella y que además no me acuerde. Si me la encuentro sereno creo que no lo hubiera hecho.
Lo único que tengo que pensar es en seguir adelante, en vivir intensamente, esta noche lo celebro con una fiesta de las de antes –se creerá esta que me voy a pasar un año llorando porque se haya ido-, luego llamo a mis amigos.
Nada tengo que perder cuando el camino está despejado, solo tengo que asomar la cabeza y gritar. Solo tengo que correr, cantar, nada pierdo si nadie es capaz de alcanzarme, nada tengo, nadie me llama, nadie me quiere, tengo el camino libre para correr.
-¿Ya estás otra vez?-soltó ella de nuevo.
-¡Coño! Me has asustado. ¿No te habías ido?
-Fui a comprar pan. No me gusta lo que haces.
-¿Lo que hago? ¿A qué te refieres?
-No me gusta lo que estas componiendo, no me gusta tu poesía. Me pregunto muchas veces porque me gustas tú.
-Será por el sexo –dije sin mucha convicción y en voz no muy alta.
-Sí, eso será. Por el sexo que no tenemos.
-¡Pero si lo tenemos a diario!
-Pues entonces por ese sexo no es por lo que me gustas. Por eso te decía que será por el que no tenemos.
-¿Cuánto tiempo llevamos juntos? –pregunté.
-Demasiado.
-Ya, eso lo sé, ¿pero cuanto?
-¿No lo recuerdas? –Respondió en su tono más irónico -. Llevamos juntos exactamente cinco días y cuatro horas.
No dije nada más, me asaltó el pensamiento del tiempo, cinco días y cuatro horas, ciento veinticuatro horas, siete mil doscientos minutos, demasiado tiempo. Si hoy termina, mañana la olvido, no tengo tiempo de mirar atrás, cinco días es mucho tiempo y toda una vida no es nada, es un instante, abrir y cerrar los ojos. Cualquier día de estos me haré un tatuaje.
-¿Entonces no te gusta el sexo conmigo? –dije volviendo al tema dejado.
-Me encanta. Pero no es por eso por lo que me gustas.
-¿Entonces? –insistí.
Volvió a sonar la puerta como una nueva bofetada, que manía la de esta mujer de dejar a la gente a media conversación, y siempre dando portazos. No sé si es que esta de mal humor, o quizá tiene prisa, o está muy fuerte, o a lo peor un poco sorda.
¿Por qué le gustaré? Por mi poesía no es, por el sexo tampoco –aunque ha reconocido que le encanta-, guapo no soy, quizá le gusto porque soy bueno, aunque no lo creo, siempre he pensado que a las mujeres les gustan los hombres un poco cabrones, no demasiado, pero sí con su puntito de picardía.
-¿Y a donde cojones ha ido ahora? –pensé en voz alta.
Siempre tiene algo que hacer, siempre busca una excusa para salir, incluso sin excusa ninguna, cierra la puerta y se va -¿tendrá un amante?-, debe tenerlo, seguro que lo tiene, menos mal que no soy celoso, si lo fuera la seguiría para ver dónde va.
Tengo que darle un giro a mi vida, tener una nueva perspectiva, un nuevo enfoque, tengo que vivir cada momento como si fuera el último –bueno no, eso tampoco, quizá en el último momento debería confesar mis pecados-, tengo que vivir la vida con intensidad , con ansiedad, con egoísmo. El día menos pensado pillo la maleta y comienzo un viaje, una aventura de reencuentro conmigo mismo, un viaje de reinicio, para formatearme, para limpiar mi disco duro y volver a instalarme en la vida.
Tengo ganas de conocer, de escribir conociendo, de no dormir una sola noche donde la anterior, tengo ganas de partir, todo mi entorno me resulta aburrido y simple. -¿Por qué me gusta ella?-, por el sexo tampoco, sin embargo es guapa, inteligente y divertida, y esta buena, muy buena. Será entonces por eso, me gusta verla mientras nos amamos, me gusta pensar que una mujer tan bella y especial me quiere. Es la mujer de mi vida, me voy a tatuar su nombre.
-En cuanto vuelva se lo pregunto.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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  2. Me siento una privilegiada por haber compartido todo esto contigo antes. Este relato es una sorpresa, que como todas las tuyas, me ha encantado.

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