lunes, 14 de marzo de 2011

La noche y el alba.

Corría el mes de abril de hace muchos años, un año difuso en la década de los ochenta. Con otro amigo visitaba por primera vez el Parque natural de la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas, decidimos caminar y caminar, una ruta desde Linarejos hasta el río Borosa por Roblehondo, una ruta que desconocíamos por completo, en aquella época no había los medios que hoy para guiarnos.


Andamos tranquilamente durante todo el día, cargados con las mochilas y disfrutando bosques y montañas como jamás habíamos visto, pero al final de la jornada, anocheciendo comenzamos a tener conciencia de estar algo perdidos en esa inmensidad -¡Y nos dio igual!- buscamos un buen lugar donde tirar unas esterillas al suelo y pasar la noche en el saco de dormir, bajo las estrellas. Un pequeño prado de hierba en un saliente rocoso fue el lugar que elegimos, arriba a un lado montañas, en el cielo una inmensidad de estrellas en una oscura noche sin luna, y bajo el saliente, un gigantesco valle cuajado de bosques.


Recuerdo estar tumbado en el suelo, metido en el saco de dormir y tener frente a mí el universo hecho puntitos de luz. Mientras, en el valle, los cárabos ululando toda la noche sonaban a naturaleza pura y dura. Y aún faltaba lo mejor, el alba, no el amanecer cuando ya está el cielo claro, sino el alba, ese momento en que empieza a clarear, cuando a los cárabos comienzan a unirse todos y cada uno de los pájaros del bosque anunciando la primavera, el tamborileo de un pico picapinos, el chisteo cercano de un petirrojo, un mirlo asustado por una garduña que se retira al roquedo, una torcaz que despierta para volar al comedero...


Esa es la esencia de la primavera y del bosque puro, el alba y los sonidos en un lugar perdido de unas bellísimas montañas.

4 comentarios:

  1. Imagino que has vuelto a vivirlo, porque tal y como lo he ido leyendo, me he sentido admirando ese cielo lleno de estrellas... Hermoso Kili, gracias por compartirlo. Solo lamento no haber vivido algo así todavia.... pero quien sabe mañana.

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  2. Yo también quiero recibir una primavera así...

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  3. ¿Y quien no tal y como Aquilino la describe?

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  4. Hubiese dado dos años de mi vida por ser tu compañero...

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